Sus Perfectos Tragos *

Abriste los ojos después de una larga noche y te encontraste con tu mundo al revés. Te apresuras y los cierras con fuerza, sientes el ardor que corre y la presión como hace temblar tus parpados. Los vuelves abrir con la esperanza de que tu mundo vuelva  hacer normal y que las cosas estén en su lugar, quietas. Te sientas en la cama, corre un poco las cortinas, la luz te voltea y no te queda otra que quejarte. Te pones de pie y notas que aun sigues mareada, cuando quieres recordar estas de nuevo, ahí, desparramada en la cama sin poder ver con claridad. Pero esto no es todo, sientes un dolor intenso.... tu hígado te esta pasando factura. Intentas volverte adormir pero todavía hay mucho speed corriendo en tus venas. Te agarra el loco deseo de querer ver tu rostro. Te sientas en la cama y rápidamente te paras, caminas dos pasos y ahí esta, el espejo. Detenidamente te miras, lo primero que notas es que tienes las medias nuevas rajadas, tu ropa esta arrugada y corrida, se puede ver el delicado encanje negro de tu corpiño. Tu cara esta pálida, los ojos rojos, llorosos, tu delineado esta corrido, debajo ves una laguna de rimel mezclado con el dorado de tus parpados, notas que el rush a tomado el control y ferozmente recorrió tu mejilla derecha.

Consideras que pararte fue todo un logro, así que decides ir a la cocina. Tu garganta esta seca, áspera. Te sirves un vaso con agua fresca. Lo tomas, sientes el alivio; aunque te cuesta mucho tragar, Todo vuelve ¿Verdad?. No hay nada que puedas hacer, mas que acostarte a mirar el techo hasta el cansancio y cerrar los ojos hasta sentir como se prenden fuego tus pupilas. 

Y... ahí estas, desparramada intentando recordar lo que paso y es justo cuando en ese instante recuerdas muy bien lo rico que esta el champange que te dio la rubia, como el delicioso Blue te pinto los labios y la lengua y por supuesto inolvidable, el perfecto gancia que te preparo el Morocho.